Algunos de los mayores problemas a los que se enfrenta la humanidad para explorar el cosmos son la velocidad y el tiempo: las distancias que nos separan de otras estrellas son enormes, y el tiempo que tiene un humano para lograr completar este viaje es escaso. Si utilizásemos nuestras naves más rápidas, tardaríamos decenas de milenios en alcanzar la estrella más cercana a nosotros, tiempo en el que, en nuestro planeta, se han alzado y caído civilizaciones enteras.
Por suerte, la ciencia ficción nos permitió hacer volar nuestra imaginación, creando sistemas de viajes imposibles que nos permitían viajar a otros planetas en apenas unas horas o días.
Uno de los conceptos que más llamo la atención de esta ferviente imaginación humana fue la presentación del motor de curvatura (warp drive) en la serie televisiva Star Trek, y es precisamente este motor el santo grial de la investigación científica ya que no parece ser tan irreal como se pensaba.
Un motor de curvatura manipula el espacio-tiempo para mover una nave espacial, aprovechando un ‘vacío legal’ en las leyes de la física que impiden que cualquier cosa se mueva más rápido que la luz. Un concepto para una impulsión mediante la deformación del universo sugirió en 1994 por físico mexicano Miguel Alcubierre, sin embargo los cálculos subsiguientes señalaban que tal dispositivo podría requerir cantidades prohibitivas de energía.
Ahora los físicos dicen que se pueden hacer ajustes a este ‘motor warp’ como para permitirle funcionar con menos energía, lo que permitiría acercar de nuevo esta idea del reino de la ciencia ficción a la ciencia real.
Un motor warp Alcubierre implicaría (en una forma muy rudimentaria) una nave espacial con forma de pelota de rugby unida a un gran anillo que rodea a la misma. Este anillo, creado con un material exótico (que es un tipo de materia con la característica de repeler en vez de atraer y que curva el espacio-tiempo), haría que ese espacio-tiempo se deformase alrededor de la nave espacial, creando una región en la que el espacio se contraería en su proa, mientras que se dilata a su popa. Mientras tanto, la nave se encontraría justo en el centro de una burbuja de espacio-tiempo plana que impediría que fuese deformada. En principio, es lo mismo que un surfista: éste, en relación a la ola que lo lleva, no se mueve, pero sí en relación al resto del paisaje (y a mayor velocidad que si el surfista nadara).
“Todo en el espacio está limitado por la velocidad de la luz”, explicó Richard Obousy, presidente de Icarus Interestellar, un grupo de científicos e ingenieros sin ánimo de lucro dedicados a perseguir el vuelo espacial interestelar. “Pero lo realmente interesante es que el tejido del espacio-tiempo no está limitado por la velocidad de la luz.”
Con este concepto, la nave sería capaz de alcanzar una velocidad efectiva de alrededor de 10 veces la velocidad de la luz, todo ello sin romper el límite de velocidad cósmica.
El único problema es que los estudios anteriores estimaron la velocidad warp requeriría una cantidad mínima de energía aproximadamente igual a la masa-energía del planeta Júpiter, y recordemos que la masa de Júpiter es 1,9 • 10^27 kilos, que equivaldría a unos módicos 10^45 julios de energía. Casi nada.
Sin embargo, recientemente Harold ‘Sonny’ White calculó lo que sucedería si la estructura del anillo que rodea la nave espacial fuese más redondeada, similar a una rosquilla, en lugar del anillo plano que en un principio imaginaban. En este caso se encontró que el motor de curvatura podría ser impulsado por una masa del tamaño de una nave espacial como la sonda Voyager 1 que la NASA puso en marcha en 1977. Si convirtiésemos los 722 kilos de la Voyager en energía pura, usando la ya famosa formula de Einstein E=mc2, obtendríamos la nada despreciable cantidad de 6,5×10^19 julios, o lo que es lo mismo, el consumo anual energético de los EE.UU. Es evidente que este nivel de consumo energético tan monstruoso no es práctico, pero al menos es una mejora frente a las anteriores estimaciones.
“Además, si la intensidad del tejido del espacio puede oscilar con el tiempo, la energía requerida se reduce aún más”, comentó White.
“Los resultados que se presentan hoy se transforman en una investigación más práctica, plausible y digna” “La reducción de energía adicional debido a la intensidad oscilante burbuja es una conjetura interesante que vamos a disfrutar observándola en el laboratorio”.
White y sus colegas han comenzado a experimentar con una mini versión de la impusión de la deformación en su laboratorio.
Crearon lo que ellos llaman el Campo Interferométrico Warp White-Juday en el Centro Espacial Johnson, básicamente pretenden crear microdeformaciones en el espacio-tiempo mediante el uso de de un interferómetro láser.
“Estamos tratando de ver si somos capaces de generar una curvatura muy pequeña en un experimento de sobremesa, tratando de perturbar el espacio-tiempo una parte por cada 10 millones”, dijo White.
Llamó al proyecto un “experimento humilde” en comparación con lo que sería necesario para un crear motor warp real, pero dijo que representa un primer paso prometedor.
Otros científicos destacaron que incluso se necesitan algunas ideas extravagantes como el motor de curvatura para considerar si la humanidad tiene alguna oportunidad de viajar a otras estrellas.
“Si alguna vez vamos a ser una civilización con una verdadera capacidad espacial, vamos a tener que pensar de manera diferente, dejando de lado las ideas preestablecidas, hemos de ser audaces “, dijo Obousy
De todas maneras, y aparte de lo ávido de energía que es el motor Alcubierre, hay otros problemas que resolver – y que algunos consideran insolubles – pero que expondré en otro post, para no hacer tan largo éste.
Via:
¿Podría el motor Warp convertirse en una realidad?
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