Ser inteligente no es sólo razonar con rapidez y eficacia, ser brillante en los estudios, resolver una compleja ecuación matemática o tener un elevado coeficiente intelectual. También radica, según los psicólogos, en conectar con las propias emociones, ser fiel a uno mismo y vivir atento al momento presente.
Los diccionarios definen la inteligencia como la “capacidad de entender o comprender, de resolver problemas”. Si se atiende a su etimología –que es de origen latino y se compone de los términos “intus” (entre) y “legere” (escoger), también podría afirmarse que la inteligencia se resume en la capacidad de elegir las mejores opciones para solucionar un asunto.
Según la terapeuta ” Ollero, experta en “coaching” y coordinadora de la “Asociación Conciencia, existen otros caminos además del razonamiento lógico “puro y duro”, para escoger la mejor opción, que para Ollero es aquella que nos “conecta con nuestro ser interior y más esencial, nos ayuda a expandir la consciencia y nos acerca a la felicidad, entendida como un estado de paz e íntima conexión con las demás personas y el Universo”.
Además de la puramente intelectual, hay otras formas de inteligencia, como la emocional, la intuitiva, la espiritual, la del amor, la del alma… Estas son algunas recomendaciones de “Reyes Ollero para explorar y desarrollar otras formas de “ser inteligente”, que pueden conducir a cambios insospechados:
• El poder del “ahora”. Si te pasas la vida recordando acontecimientos pasados o evocando proyectos que supuestamente van a cambiarte la vida pero no se concretan, estás buscando la felicidad donde no está. El pasado es irrecuperable y el futuro incierto. Sólo dispones del momento presente. Lo que haces a cada instante determina tu felicidad futura y la calidad de tus recuerdos. Para regar la semilla de la plenitud no hay mejor lugar que el que se encuentra ni mejor momento que ahora.
• Las sombras del inconsciente. Bajo la máscara del ego consciente descansan, ocultas y reprimidas, emociones como la ira, los celos o el rencor que configuran la denominada “sombra” psicológica y emocional. Cuando incurras en una exageración, por exceso o defecto, ello te indica que tu sombra está detrás de la escena, y cuál es la parcela de tu vida que debes revisar. Observa y examina las ramificaciones que la sombra reprimida ha desarrollado en tu mente, y acepta esas “partes feas” que repudias o prefieres no mirar, porque no te gustan. Al reconocerlas y aceptarlas puedes elaborar opciones voluntarias de pensamiento y conducta más deseables.
• La felicidad interior. Existe una alegría sin causa, entendida como un estado de conciencia que no depende de condiciones externas ni ajenas, que se despliega desde muy dentro de nosotros, que cualquier frustración o desengaño no oscurece ni apaga. Brota de saber que tu vida diaria es coherente con el propósito central que da sentido a tu existencia. ¿Conoce cuál es? ¿Te has hecho esta pregunta? Seguramente servir a los demás, y ser útiles al desarrollo y bienestar de las personas que pasan por su vida, contribuirá mucho más a esa alegría “sin causa” que perseguir el placer, la fama y la riqueza.
• El camino del auto-conocimiento. Para estar bien con los demás hay que estar bien con uno mismo. Pero mucha gente ha olvidado como estar a solas con sus pensamientos. Quizá sientas cierto temor a internarse en los rincones de tu mente, y estés acostumbrado a que piensen por ti. Por eso rehuye el silencio y la soledad, buscando algo que te distraiga. Sin un verdadero auto-conocimiento de tus capacidades, necesidades y limitaciones es muy difícil progresar y ser feliz. Piensa en los aspectos de tu carácter que te ayudan a avanzar y los que te frenan. Averigüa si se apega a tu estilo de vida por el temor a lo nuevo o hay aspectos de tu personalidad que te condicionan.
• El diálogo con uno mismo. tu estabilidad emocional depende de que conozcas los distintos niveles de tu ser. Imagina que eres un amigo con el que te has citado para tomar un café, fija una hora y un lugar determinado para el encuentro. Una vez allí considera que estás reunido contigo mismo. Nada ni nadie debe distraerte. Limítate a estar. Mientras tomas un café revisa cuestiones que has relegado a un segundo plano por falta de tiempo y analiza cuáles son tus prioridades (¿familia, pareja, amigos, sueños, salud…?) y le dedicas el tiempo acorde a su importancia. Comprueba si tu vida se ajusta a tus expectativas y necesidades, y si no es así intenta hallar propuestas y soluciones. Toma nota si lo deseas. ¡De ninguna reunión sacarás tanto provecho como de ésta!.
Te consideras inteligente?
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