jueves, 6 de octubre de 2016

¿Es lo mismo escuchar un libro que leerlo?

Como apasionado lector, me he hecho esta pregunta muy a menudo. Como muchos, también, he llegado a pensar que aquel que escuchar un audiolibro en realidad está haciendo “trampa”.


El proceso de lectura implica 3 pasos fundamentales:




  1. Decodificación (transformar las letras en palabras)


  2. Procesamiento del lenguaje (transformar las palabras en frases que contengan una idea).


  3. Comprender el mensaje que el conjunto de ideas pretende transmitir.

Daniel Willingham, en su libro Raising Kids Who Read: What Parents and Teachers Can Do, menciona que la decodificación es un proceso que es casi exclusivo de la lectura, y que en estudios realizados todo parece indicar que tanto lectores como escuchas retienen casi la misma cantidad de información.


audiolibros


Las únicas diferencias, al parecer, están en que quienes escuchan un audiolibro no están consumiendo un contenido de la forma en que el autor lo planeó, y que mediante la escucha no se entrenan las habilidades de decodificación y de comprensión de la gramática de la misma forma que lo hace quien lee en vez de escuchar.


Yo añadiría una más: Decodificar la palabra escrita no solamente nos ayuda a entender cómo las palabras son capaces de contener una idea, sino que también nos entrenan en sentido inverso: A transformar las ideas en palabras. Quien lee, por lo tanto, se transforma en un mejor redactor.


No obstante, y sea cual sea nuestra forma preferida de acceder a la literatura, ambas tienen el valor de hacernos viajar por el universo imaginario de quien escribe.

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